Consecuencias económicas del envejecimiento poblacional en Navarra

Es objetivo de la tesis responder a dos cuestiones:

1ª. ¿Hay un problema de envejecimiento poblacional en Navarra?

2ª. Puesto que la respuesta a la primera pregunta es afirmativa, ¿qué consecuencias económicas tendrá dicho envejecimiento en el mercado de trabajo, en la educación, en la sanidad y en las pensiones de jubilación?

Conclusiones fundamentales: Si la pirámide poblacional de Navarra en el año 1975 era muy triangular, con amplia base y vértice acusado, característica de una población joven, con altas tasas de natalidad y un bajo índice de personas en las cohortes de más edad; en 1996 nos encontramos con una pirámide ovalada, con base más estrecha, salientes centrales y vértice más grueso, lo que refiriéndose a las características de la población refleja menos niños, muchos jóvenes, personas adultas y aumento progresivo de los efectivos de personas mayores. En resumen, la población navarra está envejeciendo y tiende a una pirámide invertida.

¿Cuáles son las causas? Por un lado, el impresionante descenso que ha padecido la natalidad en Navarra desde la segunda mitad de los años setenta -envejecimiento "por abajo"-. Y por otro, el aumento de la esperanza de vida por el descenso de la mortalidad en las personas de edad avanzada -envejecimiento "por arriba"-.

¿Qué ocurrirá en el futuro? Hemos de tener en cuenta, junto a la natalidad y la mortalidad, el volumen de los contingentes demográficos de cada generación que cruzan la edad de jubilación. Así, las generaciones más numerosas en la actualidad son las nacidas durante el boom demográfico de los años sesenta y comienzos de los setenta, que dentro de tres décadas comenzarán a llegar a la edad de jubilación. Para el año 2036, la población mayor de 65 años superará el 30 % de la población navarra, cuando en 1991 se situaba en el 15 %.

Lógicamente, si la población navarra envejece también lo hará su población activa. Así, la proporción media de los activos más jóvenes -16 a 24 años- disminuirá pasando del 16 % en 1991 al 8 % en el 2036. Por el contrario, la población activa próxima a la jubilación -45 a 65 años- aumentará del 28 % al 43 %.

Las consecuencias de este proceso de envejecimiento sobre la evolución de los gastos sociales serán muy significativas y un auténtico reto social y político. La economía navarra tendrá que crecer a una tasa acumulativa anual entre los años 1991 y 2036 cercana al 3.5 % para absorber el impacto conjunto del envejecimiento sobre el gasto sanitario y las pensiones de jubilación. El problema es que con una población envejecida la economía no puede alcanzar ese crecimiento económico. Así, el efecto sobre la sanidad y las pensiones requerirá un incremento de las cotizaciones y/o los impuestos, es decir, un fuerte incremento de la presión fiscal. Y no olvidemos el efecto desplazamiento que la presión fiscal tiene sobre el ahorro privado