Ángel María Pascual, Periodista

El periodista navarro Ángel María Pascual nació en Pamplona el 11 de diciembre de 1911 y murió el 1 de mayo de 1947. Toda su vida transcurrió en la capital navarra donde cursó el bachillerato, la carrera de piano y las dos licenciaturas (hizo sus estudios como alumno libre) en Derecho y Filosofía y Letras de las que se licenció en la Universidad de Zaragoza con las máximas calificaciones. Amante de su ciudad la dio a conocer a los pamploneses a través de la «Silva curiosa de historias» (publicada primero en Diario de Navarra y después en Arriba España), donde narraba viejas historias acaecidas en la ciudad en los siglos pasados, y de la «Glosa a la ciudad» (publicada íntegramente en Arriba España), en la que mostraba rincones y costumbres de la capital del Viejo Reyno. Hombre comprometido fue teniente de alcalde del Ayuntamiento pamplonés durante la posguerra y Delegado en Navarra del Ministerio de Educación y Ciencia.

En enero de 1929, con 17 años, empezó a colaborar en Diario de Navarra donde tuvo a su cargo, desde el principio, una columna semanal, «Índice semanal de noticias», en la que resumía las noticias más importantes, dibujaba las caricaturas y hacía comentarios de las más importantes. Esta colaboración duró todo el tiempo que permaneció en Diario de Navarra. En este mismo medio colaboró en la hoja «Catolicismo» que empezó a editarse poco después del inicio de la República, y en él se publicaron un buen número de la «Silva curiosa de historias», así como algunas otras colaboraciones esporádicas. Abandonó éste para cofundar con Fermín Yzurdiaga Arriba España, primer diario de la Falange en España.

La tesis consta de introducción, cinco capítulos, conclusiones y bibliografía. Completan el trabajo tres anexos con los títulos de los textos publicados en los dos diarios pamploneses.

En el capítulo primero de la memoria se muestra su perfil biográfico. Igualmente, se hace mención especial a su trabajo como escritor y a sus colaboraciones en otros medios. Así, se analizan brevemente la columna «Cartas de Cosmosia», publicada en la revista El Español a lo largo de varios años y su trabajo en la revista Jerarquía, editada en Pamplona en los años de la guerra.

En el capítulo segundo, se muestra con extensión su trabajo en Diario de Navarra. No sólo se analiza la columna «Índice semanal de noticias» -que posteriormente pasó a llamarse «Color de la semana»-, sino todos sus trabajos en este medio, algunos ya mencionados anteriormente.

Cuando en 1936 se funda Arriba España, Ángel María Pascual pasa a este periódico para ocuparse de las tareas de dirección. Aunque figurara como director Fermín Yzurdiaga, fue Pascual el que ejerció como tal, al menos en los dos primeros años. En este tiempo tuvo que hacer la mayor parte del periódico, pues la escasez de personal y de medios le obligaron a ello. En este capítulo, el tercero, se estudia especialmente su labor editorial que llevó a cabo desde su fundación hasta un mes antes de morir.

El capítulo cuarto estudia el periodo de 1939-1947. Su trabajo como editorialista se centra primero en la posguerra española. En esos momentos difíciles llama a la pacificación y a la unidad. A partir del inicio de la Segunda guerra mundial, los editoriales analizan el conflicto europeo en los que pasa de un ligero apoyo a los alemanes, defendiendo siempre la neutralidad española, a la llamada a la cordura de todos los contendientes.

Finalmente, el capítulo quinto estudia el estilo de sus escritos.

Al ser cofundador del diario y por las circunstancias que rodearon el nacimiento de este medio, el peso ideológico del periódico recayó en él. Esta influencia, que fue más clara en los años de la guerra, se mantuvo, sin embargo, hasta acabada la segunda guerra mundial.

Pascual fue una persona comprometida en la mejora de la sociedad en la que le tocó vivir y a lo largo de su trayectoria periodística denunció incansablemente a los comodones, a los que no querían comprometerse.

Su mejor obra fue el trabajo bien hecho, aunque fuera en una capital de tercer orden, como definió Pamplona en una de sus últimas obras.

El catolicismo fue clave en su vida y en su trabajo. Su coherencia personal le llevó a luchar por la justicia, una justicia que alcanzara a todos los estratos sociales, pero dirigida especialmente hacia los que tenían menos